En la actualidad, la enfermedad de Alzheimer es la causa de demencia más frecuente en la población anciana, representando entre el 50 y el 80% del total de las demencias. Por desgracia el Alzheimer todavía no tiene cura y con el tiempo el enfermo cae en un estado de imposibilidad de autosuficiencia para cuidar de sí mismo y los cuidados de otras personas son una medida vital para estas personas.
Por eso, el cuidador principal de una persona afectada de Alzheimer es, junto al enfermo, el que más sufre la enfermedad ya que es el testigo diario del desarrollo de la enfermedad con el desgaste psicológico y físico que provoca al ver en esta situación a un ser querido.
En las fases tempranas y moderadas de la enfermedad, caracterizadas por la pérdida de la memoria a corto plazo y la torpeza al realizar tareas motoras, el objetivo de los familiares y cuidadores es que el enfermo conserve la mejor calidad de vida posible en la casa habitual del enfermo siempre que el avance de la enfermedad lo permita. En esta etapa es frecuente que los enfermos se desorienten y se muevan con torpeza, por lo que se recomienda tomar precauciones.





